Cápsulas de Boxeo Viernes, 1 mayo 2015

Por el bien del boxeo, que gane ‘Pacman’

Floyd Mayweather Jr. es sin duda el mejor boxeador del nuevo siglo. Su récord invicto, su colección de títulos mundiales en distintas categorías y su precisión de relojería en el ring, por lo menos lo ponen en la discusión cuando se habla de los mejores púgiles de la historia. El sábado en la noche, Floyd –quien hace una década cambió el apodo de “Pretty Boy” por el de “Money”– enfrentará al rival más difícil de toda su carrera, el filipino Manny Pacquiao.

El combate ha sido etiquetado como “La Pelea del Siglo” (es la tercera vez en los 150 años que tiene de vida el boxeo moderno que esto sucede) y muchos están esperando un enfrentamiento del que se hablará por décadas.

Los que hemos seguido la carrera de Floyd sabemos que el principal escollo para que la pelea sea entretenida es el propio “Money”, un perfeccionista cuando se trata de usar técnica y ciencia pura para enredar a los rivales y adormecerlos en el cuadrilátero. Por eso, el favorito sentimental de la mayoría es el asiático. Por eso, un triunfo de Manny le devolvería al boxeo un poco del gran caudal de popularidad que ha venido perdiendo en las últimas dos décadas.

Al ritmo de «Money»

Pero hay una razón más poderosa por la cual la victoria del filipino es el mejor de los escenarios. El mayor mérito de Mayweather en todos estos años de reinado ha sido que no solo adormece a sus rivales. También ha logrado adormecer a promotores, dirigentes, medios de comunicación y fanáticos, los que de una u otra manera hemos aprendido a bailar al ritmo al que a él se le antoja. Y es que como ningún otro boxeador en la historia, desde hace unos siete años, el extraordinario pugilista de Michigan, pelea cómo, dónde, cuándo y con quién quiere.

El próspero empresario Floyd

El próspero empresario Floyd

Lo que para muchos es un entretenimiento de fin de semana, una excusa para juntarse con los amigos y manosear unas cervezas heladas mientras dos sujetos en pantalones cortos se trenzan a trompadas, para Floyd es un oficio predecible, con horarios y condiciones preestablecidas.

Desde el 2007 solo pelea en el mismo lugar –el MGM Grand de Las Vegas– y con excepción de la pelea con Ricky Hatton, siempre en la misma fecha: dos veces al año, la primera semana de mayo y la segunda de setiembre. Por contrato con la cadena Showtime, estos combates le aseguraron 30 millones de dólares cada vez que salía por 45 minutos al ring. Para el sábado, pase lo que pase, su cuenta bancaria aumentará en 120 millones.

En estas condiciones, su mayor preocupación es conservar la estabilidad laboral del puesto mejor pagado en la historia del deporte. Una de las cosas por las que más críticas recibe, su boxeo de riesgos mínimos y calculados, es solo una manifestación de este modo de vida.

¿Cómo ha logrado convencer a todos de pagarle ese sueldo? Floyd es solo un producto del sistema arbitrario, atomizado y corrupto en el que ha devenido el boxeo de nuestros tiempos. En ese sentido, “Money” no sería sino el resultado más perverso de un negocio que ante la ausencia de regulación, ha sido secuestrado por unos cuantos para su propio beneficio.

Pacman, el Superhéroe Manga

A mí, un incondicional del boxeo científico que Floyd sabe practicar, la última vez que me hizo parar de mi asiento fue cuando aniquiló a Ricky Hatton en el 2007 con un maravilloso check left hook –un gancho de izquierda que usa de manera exacta la propia habilidad y la inercia del oponente y que solo algunos pocos tocados por Dios pueden ejecutar. Tal vez la mayor responsabilidad de que los intereses de Mayweather y el espectáculo no se intersequen somos todos los que seguimos pagándole el sueldo dos veces al año con servil religiosidad.

El favorito sentimental

El favorito sentimental

Tal vez sea el “Pacman”, el afable asiático con cualidades de superhéroe manga, el que ha llegado para rescatarnos de la tiranía de “Money” Mayweather. Tal vez el boxeo vuelva a ser ese magnífico espectáculo que reunía a la familia alrededor de un televisor los sábados por la noche.